Epifanía


Según el gran teólogo P. Tillich, la gran tragedia del hombre y de la mujer de hoy es el haber perdido la dimensión de profundidad. Ya no somos capaces de preguntar de dónde venimos y a dónde vamos. No sabemos interrogarnos por lo que hacemos y debemos hacer de mí mismo en este breve lapso de tiempo entre su nacimiento y su muerte.

Estas preguntas no encuentran ya respuesta alguna en muchos hombres y mujeres de hoy. Más aún, ni siquiera son planteadas cuando se ha perdido esa «dimensión de profundidad».

Las generaciones actuales no tiene ya el coraje de plantearse estas cuestiones con la seriedad y hondura con que lo han hecho las generaciones pasadas. Prefieren seguir caminando en tinieblas.

Por eso, en estos tiempos, hemos de volver a recordar que ser creyente es, antes que nada, preguntar apasionadamente por el sentido de nuestra vida y estar abiertos a una respuesta, aun cuando la veamos de manera vacilante y oscura.

El relato de los magos ha sido visto por los Padres de la Iglesia como ejemplo de unos hombres que, aun viviendo en las tinieblas del paganismo, han sido capaces de responder fielmente a la luz que los llamaba a la fe.

Son hombres que, con su actuación, nos invitan a secundar toda gracia y toda llamada que nos urge a caminar de manera fiel hacia Cristo.

Nuestro ser mismo de seres humanos está en juego en esta capacidad de escuchar la llamada de la gracia. Esta capacidad de ser aprehendidos por una aspiración última e incondicional.

Nuestra vida transcurre con frecuencia en la corteza de la existencia. Trabajos, reuniones, encuentros, ocupaciones diversas nos llevan y traen, y la vida se nos va pasando llenando cada instante con algo que hemos de hacer, decir, ver o planear.

Corremos el riesgo de perder nuestra propia identidad, convertirnos en una cosa más entre otras y no saber ya en qué dirección caminar.

¿Hay una luz capaz de orientar nuestra existencia? ¿Hay una respuesta a nuestros anhelos y aspiraciones más íntimas y profundas? Ciertamente esa respuesta existe. Esa luz brilla ya en ese Niño nacido en Belén.

Lo importante es descubrir que vivimos en tinieblas. Que hemos perdido el sentido fundamental de la vida. Quien descubre esto se encuentra ya muy cerca del verdadero camino.

Ojalá en medio de nuestro vivir diario, no perdamos nunca la capacidad de estar abiertos a toda luz que pueda iluminar nuestra existencia, a toda llamada que pueda dar profundidad a nuestra vida.

Reflexión Epifanía

Podemos aprovechar esta fiesta de la Iglesia para reflexionar en las enseñanzas que nos da este pasaje evangélico:

*Los magos representan a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando encuentran a Jesucristo, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que tienen.

* La estrella anunció la venida de Jesús a todos los pueblos. Hoy en día, el Evangelio es lo que anuncia a todos los pueblos el mensaje de Jesús.

* Los Reyes Magos no eran judíos como José y María. Venían de otras tierras lejanas (de Oriente: Persia y Babilonia), siguiendo a la estrella que les llevaría a encontrar al Salvador del Mundo. Representan a todos los pueblos de la tierra que desde el paganismo han llegado al conocimiento del Evangelio.

* Los Reyes Magos dejaron su patria, casa, comodidades, familia, para adorar al Niño Dios. Perseveraron a pesar de las dificultades que se les presentaron. Era un camino largo, difícil, incómodo, cansado. El seguir a Dios implica sacrificio, pero cuando se trata de Dios cualquier esfuerzo y trabajo vale la pena.

* Los Reyes Magos tuvieron fe en Dios. Creyeron aunque no veían, aunque no entendían. Quizá ellos pensaban encontrar a Dios en un palacio, lleno de riquezas y no fue así, sino que lo encontraron en un pesebre y así lo adoraron y le entregaron sus regalos. Nos enseñan la importancia de estar siempre pendientes de los signos de Dios para reconocerlos.

Los Reyes Magos fueron generosos al ir a ver a Jesús, no llegaron con las manos vacías. Le llevaron:

• oro: que se les da a los reyes, ya que Jesús ha venido de parte de Dios, como rey del mundo, para traer la justicia y la paz a todos los pueblos;

• incienso: que se le da a Dios, ya que Jesús es el hijo de Dios hecho hombre;

• mirra: que se juntaba a los hombres escogidos, ya que adoraron a Jesús como Hombre entre los hombres.

Esto nos ayuda a reflexionar en la clase de regalos que nosotros le ofrecemos a Dios y a reconocer que lo importante no es el regalo en sí, sino el saber darse a los demás. En la vida debemos buscar a Dios sin cansarnos y ofrecerle con alegría todo lo que tenemos.

* Los Reyes Magos sintieron una gran alegría al ver al niño Jesús. Supieron valorar el gran amor de Dios por el hombre.

* Debemos ser estrella que conduzca a los demás hacia Dios.

Significado de la fiesta:

Antes de la llegada del Señor, los hombres vivían en tinieblas, sin esperanza. Pero el Señor ha venido, y es como si una gran luz hubiera amanecido sobre todos y la alegría y la paz, la felicidad y el amor hubieran iluminado todos los corazones. Jesús es la luz que ha venido a iluminar y transformar a todos los hombres.

Con la venida de Cristo se cumplieron las promesas hechas a Israel. En la Epifanía celebramos que Jesús vino a salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos.

Epifanía quiere decir "manifestación", iluminación. Celebramos la manifestación de Dios a toda la humanidad, a todas las regiones de la tierra. Jesús ha venido para revelar el amor de Dios a todos los pueblos y ser luz de todas las naciones.

En la Epifanía celebramos el amor de Dios que se revela a todos los seres humanos. Dios quiere la felicidad del mundo entero. Él ama a cada persona, y ha venido a salvar a todos las personas, sin importar su nacionalidad, su color o su raza.

Es un día de alegría y agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le adoramos.

 

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